El invierno se oficializa, tras meterse en otoño. En este poema, aparecido en Isla y vuelta, me acuerdo, como ahora vuelve, de esa transición.
En domingo y a las once
En domingo y a las once oscuras
boya un mar en la tregua,
lejano, y tenues
unos candiles próximos.
Sin entender si es hora o es alegría,
me acuerdo de ese mes,
anotado al reverso.
En este día de noches,
devenida de sombras esta luz,
quien despierta y aun encubre
si el puerto llega
y será abrigo, o parte
y fue espigón,
como los años sin pisadas,
la sigilosa,
en domingo y a las once oscuras
caigo en la cuenta de noviembre.

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