Roberto Cabrera, músico, poeta, narrador y editor, de ganado prestigio y comprobada trayectoria, ha tenido a bien publicar hoy su texto de la presentación de mi poemario Otro uno, desconsuelo, acaecida en agosto del pasado año dos mil catorce, en el Palacio Salazar de Santa Cruz de La Palma, donde estuve acompañado también por el magnífico poeta Antonio Arroyo Silva. Y cuando un experto en la materia escudriña en la verdad de un poemario siempre descubre brillos desconocidos que deslumbran incluso al propio autor. Así la poesía cierra el ciclo creador autor intérprete lector, y cumple con su validez comunicativa a través de la belleza. Sobre sus percepciones solo puedo decir que tiene razon, la razón poética, y que estoy de acuerdo.
Con su permiso, lo reproduzco a continuación.
Otro uno desconsuelo
En el prólogo a este poemario José Balbuena Castellano explica con exactitud la trama y no hace falta que yo trate de perderme en inverosímiles transcripciones o interpretaciones. Destacaría sobre todo este hacer poético de Aquiles García Brito, su naturalidad. Un esfuerzo recurrente por lograr sin artificios que se manifieste el ser tal cual es, lo que no es poco.
Los poemas que contiene Otro uno desconsuelo no significan precisamente la otredad, todo lo contrario, el hallazgo de uno mismo guía cada uno de sus versos, a veces apoyándose en los poetas de su gusto o devoción, que son muchos, pero donde sobresalen los canarios Saulo Torón y García Cabrera. El volúmen está dividido en seis apartados bajo los títulos de: Reparto, Cuarto de estar, Habitación de matrimonio, La playa, El puerto y la luz y Demás intemperies.
En el primero de ellos define lo que tantos creadores han tratado de explicitar respecto a las musas visitadoras: Soy otro uno, dice, el que lleva los ojos al faro de las letras.
En el segundo se pasea por el universos de lo interpersonal y las relaciones de poder usando la sutil ironía de las metáforas cotidianas. Más adelante el poeta se enfrenta a lo abstracto, al tiempo, al pensamiento y la filosofía, pero asimismo a lo más cercano y concreto: la madre, la casa… Hay paisajes y silencios de impotencia hasta certificar la brevedad de la vida en el poema Otoño.
En La playa emergen tiburones y piratas que asolan islas, así se hiela la esperanza en aquella mano de García Cabrera que nuestro poeta estrecha emocionado.
Escuchando el sonido de las caracolas nos son presentados los mundos de la infancia y la ancianidad unidos por el mar.
Se dice que los poetas grancanarios cantan al mar y este sentimiento marino se plasma en poemas como El mar pinta los muelles y Balandrista, aunque revestidos de rabiosa contemporaneidad. El hombre solo, la panza de burro en Tormenta, Las lucernas en El templo o el ritmo de las hojas en La fuente acompañan a un poema que descuella sobremanera en este libro. Se trata de Luz inferior a nadie donde con sinceridad y maestría muestra Aquiles García Brito la esencia de su ética y poética.
@ Roberto Cabrera