En agradecimiento a todas aquellas personas que me felicitaron por mi cumpleaños hace dos días, y en contra de mi propio criterio, publico este poema inédito mío, aquí.
Mi edad
Tengo sesenta y dos cumplidos.
A ti no te dirá nada, seguro,
pero yo, no obstante, sigo escuchándola
por encima del crujir de los huesos,
que alguno ya me suena,
y de las grabaciones antiguas,
la caja de lápices de colores
y el árbol en el aire puberal.
Sesenta y dos recién contados,
con los que tú ni coges ni te quitan,
a lo mejor la tuya sin ninguna,
mas mi guitarra de una sola cuerda,
que sobrevive aún,
canta distinta en el claro,
ahora
con sesenta y dos,
que entre ramitas frágiles,
con ímpetu, por contra,
antes
con veintiséis.
En resumidas cuentas, yo no sé
a dónde fue a parar mi vida,
más allá de un abrir de ojos
para ver interiores.
Lo que, no sabría cómo, creí
es el hilvanar
que amarra a todas las fieras
ahogantes del tierno, don breve
del latido.
